
A lo largo de nuestra vida hemos tenido tendencia hacia algunas
actividades mas que otras, y nuestros gustos fueron variando según diferentes
factores: estados de animo, grupos de pertenencia: amigos, familia, trabajo,
etc., creencias y costumbres.
Pero, en lo profundo de nuestro Ser (si no tenemos un estimulo de la familia, el entorno o si simplemente no nos damos cuenta) subyacen
muchísimos dones esperando ser despertados en algún momento de nuestra
existencia.
Para descubrir el Don o dones que cada uno tiene debemos comenzar un
camino profundo y sincero de autoconocimiento, autodescubrimiento, el cual nos
va a ir llevando hacia nuestra misión y el desarrollo de los dones.
Alguna vez se pusieron a pensar ¿Por qué hay tantos jóvenes que cambian
de carrera 2 o 3 veces? Quizás sea falta de madurez, pero creo que hay un
problema mas profundo, y es que los jóvenes de hoy no saben para que están en
este mundo y mucho menos cuales son sus dones y para que sirven. El sistema
vigente en estos días masifica, nos mide a todos bajo los mismos parámetros y
nos exige a todos por igual, así vamos perdiendo nuestra identidad verdadera y
el contacto con nuestro Ser interior, olvidando nuestros dones, para encajar en
el mundo y acomodarnos a las estructuras impuestas desde que somos niños.
El primer paso para modificar esta situación es preguntarse a uno mismo:
¿para que estoy en este mundo? ¿Qué ocupa mi tiempo y mis pensamientos? ¿Cuáles
son mis proyectos de vida? ¿Qué es lo que mas me gusta hacer? ¿Qué, de todas
las cosas que hago, llenan mi corazón y me dan felicidad? ¿En que actividad me
siento “como pez en el agua”? ¿En que ocupo mi tiempo libre?, si alguna
respuesta a estas preguntas coincide, o se repite, por ahí va el camino para
descubrir sus dones… hay muchas herramientas que pueden ayudarlos a encontrarse
con ustedes mismos pero lo primero es preguntarse, practicar la “Mayéutica”, el
arte de preguntar… Buda también enseñaba a sus discípulos a reflexionar y
preguntarse a si mismos sobre la vida y su misión en este mundo, hemos perdido
ese contacto, pero la buena noticia es que todavía estamos a tiempo de
recuperarlo, siempre es un buen momento para volver a empezar…
Si cada persona descubriera que es única y que vino a este mundo con una
misión que solo ella puede realizar dejaría de existir la competencia y
surgiría la hermandad, la solidaridad, el compañerismo, porque cuando uno
despierta toma conciencia que la Gran Misión de todos es aprender de todo y de
todos, despertaríamos nuestros dones para ponerlos al servicio de nuestros
hermanos, en el lugar que nos toca: en la familia, en el trabajo, con los
amigos y también con aquellos que no conocemos, porque son parte de nosotros,
como decían los Mayas: “In Lakech” que significa: Yo soy otro Tu, deberíamos
aprender de estos maestros sabios de la vida, los pueblos originarios…
Despertando los dones que tenemos dejaremos de vivir en la dualidad y
comenzaremos a vivir desde la conciencia unificada, tomaremos conciencia que no
competimos con nadie externo, solo con nosotros mismos… cada persona tiene
dones diferentes, algunos compartirán los mismos dones, ahí la tarea es
aprender a trabajar en equipo, en común unión con el Otro, que es otro Yo…

María Pilar
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